La felicidad no es placer.

Es usual que cuando hablamos de felicidad, lo primero que tenemos en mente es pasarla bien, tener momentos agradables con las personas que queremos, poseer algún objeto que deseamos, o experimentar algo que nos gusta; y aunque el placer hace parte de ser feliz, no se puede reducir la felicidad a una mera experiencia hedónica, a la exclusiva experiencia del placer. Ser feliz es algo mucho más grande, algo que alguna vez denominaron eudaimonia, o lo que es lo mismo “vivir bien”. Pero, ¿que quiere decir “vivir bien”?; se trata de vivir de acuerdo a lo que a cada uno le parece correcto, a lo que cada uno le parece digno, o que tiene sentido, o significado.

Esta definición de felicidad nos deja dos retos: 1) Es imposible decirle a otro como ser feliz, por que lo que es correcto, digno, o con significado, cambia para cada persona de manera independiente, y 2) muchos de nosotros no tenemos claro que es correcto, digno o con significado para nosotros, por eso es que en ocasiones le preguntamos a otro que deberíamos hacer para ser felices.

Así que finalmente, nos encontramos que la manera más eficiente para ser feliz no es preguntarle al otro como lo hago, o buscar solamente cosas o experiencias que me generen placer; si no,  más bien, se trata de la búsqueda personal de eso que me genera significado, de hacer esas cosas que hacen que tu vida tenga sentido y que aunque impliquen sacrificio o esfuerzo de tu parte, valen la pena por que te sientes pleno cuando las haces.

 Camilo Espinosa, MSc. Psicología Clínica y de la Salud.

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